Masaje erótico
Iniciar el juego sensual con un buen masaje será magnífico para ella, sobre todo, si ha estado estresada. Su líbido te lo agradecerá y al final te recompensará con una excelente noche de sexo.
La maravilla de los masajes es que luego de prenderla a ella, tú también te encenderás acariciándola mientras ella está desnuda.
Desnúdense ambos y colócala sobre la cama, boca abajo. Ten a la mano algunos aceites aromáticos, móntate sobre ella, o arrodíllate de lado, y comienza a tocarla. Si no sabes dar masaje o es la primera vez, no importa, déjate llevar por el ritmo de su respiración y toca, con la palma de tus manos, su espalda, hombros, caderas, piernas y nalgas, lentamente.
De vez en cuando, lame su cuello o sus antebrazos. Dale pequeñas dosis de placer, pero siempre haz uso del suspenso. Evita que se convierta en rutina, vuélvete un experto y hazlo cada vez más placentero.
Clítoris, ese pequeño amigo
Mucho se ha dicho del clítoris, de sus millones de terminaciones nerviosas y de su escondite. No está de más recordar su ubicación: el clítoris es la terminación pequeñita y rosada que se encuentra en la parte superior de la vulva, escondida entre los pliegues al inicio de la vagina.
Si un día quieres un poco de sexo salvaje y violento para que tu chica se prenda como nunca, jugar con tu lengua en el clítoris, nunca falla… si lo sabes hacer.
Una vez encontrado (antes que nada una felicitación) te recomendamos tratarlo con cuidado. Tócalo primero, con la yema de uno de tus dedos y rózalo apenas. Luego aparta con suavidad los pliegues que lo cubren, con tus dos dedos pulgares. Toma tu tiempo para descubrirlo y ver cómo se erecta poco a poco y pasa del tono rosado al rojo ardiente.
Cuando sientas que tu mujer te pide a gritos que la penetres… no lo hagas. Manten la calma e introduce dos dedos, ligeramente, intentando tocar el punto G (que se encuentra en la parte superior de la vulva por dentro de la vagina). Sigue tocando el clítoris y no dejes de mover tus dedos dentro de ella. Haz movimientos lentos, pero intensos.
Sé cuidadoso para no lastimarla, porque un roce excesivo del clítoris puede ser muy doloroso. Una vez que la sientas mojada, entonces penétrala. Si puedes hacer que ella tenga los ojos vendados mientras realizas esta práctica será mucho mejor, así no sabrá en qué momento la penetrarás y ¡eso le excitará como no te imaginas!
Rózala con los dedos por todo su cuerpo
Cuando ambos estén desnudos, toca con la punta de tus dedos su silueta o puntos que hagan que muera de placer, como: sus pezones, la planta de sus pies, sus antebrazos, rodillas, pantorrillas, codos, cuello, columna vertebral, ombligo y nalgas. Si sigues estas instrucciones, la tendrás muerta.
Lo importante es tocarla como si apenas quisieras acariciarla, es decir, no totalmente, sino rozándola con las yemas de tus dedos. Eso le causará una especie de cosquilla erótica que la preparará para el juego sexual.
Sugiere algún juego nuevo
Si estás casado, vives con tu pareja o tienes una relación de años, es común que la pasión se apague con el tiempo y la falta de novedad. Para que nunca te pase, haz todo lo posible porque no desaparezca del todo.
Habla con tu chica sobre la propuesta de iniciar un nuevo juego sexual, visitar una sex shop, comprar los objetos con los que quieran explorar, usar videos para excitarla o buscar nuevas alternativas como uso de dildos, vibradores o lencería sexy.
Aquí el ganador no sólo serás tú, porque a las mujeres -aunque la mayoría no lo dice- les encanta jugar. Y haz que ella lo vea como eso: un juego que no tiene por qué alterar en absoluto el estado de su relación de pareja. Ella no será una cualquiera, ni tú un chulo. Se trata sólo de buscar alternativas.
Lee con ella algún capítulo de literatura erótica
Si las películas eróticas o porno aumentan nuestro deseo al doble, la literatura, que es toda imaginación, lo acrecienta al triple. Consigue algunas novelas clásicas muy explícitas de autores como el Marqués de Sade, Henry Miller, Almudena Grandes, Zolá, D.H. Lawrence, Vladimir Nabokov, Lautréamont, Lezama Lima o Bukowski.
Lee previamente algunos capítulos y luego escoge el más erótico y descriptivo. Luego, léelo en la cama o el sofá con tu chica, mientras los dos están desnudos. Será inevitable que ella caiga rendida ante las palabras escritas por cualquiera de estos expertos en el erotismo y el sexo. Cuando ella ya no pueda más… entonces sí, suelta el libro y que lo demás continúe…
Dale sexo cuando menos lo espere
Muchas veces los hombres caen en el error de pensar que son ellos los únicos que piensan en sexo todo el día y que se excitan a cada momento. Grave equivocación. Las mujeres también piensan mucho en ello, más de lo que imaginas.
Si reúnes la adrenalina con la sorpresa, tu mujer caerá inevitablemente. Así que hacer el amor por sorpresa no le caerá nada mal.
Por ejemplo, a la hora de comida de su trabajo puedes invitarla a comer, y después llevarla a un hotel. Hagan el amor y luego regresen cada uno a sus actividades. Ella no dejará de pensar en ti y tal vez llegue en la noche contigo a casa con ganas de seducirte o te haga una visita sorpresa a tu departamento, pidiéndote más…
Sigue explorando después de “terminar”
Las mujeres siempre quieren más, son insaciables. Recuerda que la relación sexual no siempre termina cuando “terminas”. Síguela tocando, bésala en los labios con mucho fuego. No hay nada que prenda más a una mujer que una juerga de sexo intenso, uno tras otro y que le provea además muchos orgasmos.
Para eso intenta nuevas formas y pon en práctica los consejos anteriores. Si los sigues al pie de la letra, con tu propia dosis de erotismo y sensualidad, con seguridad tendrás una noche de desvelo erótico sin parar. Que tus ojeras del día siguiente te enorgullezcan porque lo has logrado: sacaste un diez con mención honorífica en la cama.
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